Me regalaste la ausencia
más dulce del mundo
la sombra eterna de tu piel
y la luz que todavía ilumina mi oscuridad.
Me regalaste un continente
lleno de certezas y de dudas
un desamor que lloro cada noche
y la esperanza que me mantiene en pie cada día.
Me regalaste tu mano que me soltó
porque eso también es el amor
y esta forma inmensa de extrañarte
tan parecida a la felicidad.
Rodrigo Suárez Ledesma.
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