Se encontraba en medio de ninguna parte, raro, solo, alejado de lo que le era familiar. Acompañado de calles vetustas, de un bosque de álamos secos y largos, largos como la eternidad... y un río de aguas siempre nuevas que esconden y guardan demasiadas imágenes echadas a la mar... que es el morir y el revivir, al mismo tiempo.
En un lugar donde sus iglesias y y su vega vio nacer y morir a un genio de las letras.
Un lugar que hoy desprende un olor añejo a no sé qué. Como estos lugares donde algunas de sus gentes parecen no estar a la altura de la verdad que hay tras esos muros, tras esa fuente, bajo ese río.
Él pensaba que tarde o temprano las personas están predestinadas a estar en el mismo lugar , en el momento preciso y con la gente adecuada.
Estrella Mantero.